El legado dentro de nuestro vocabulario queda definido como aquello material o inmaterial que se transmite de generación en generación. Es una forma de conocimiento de un valor incalculable, difícil de conseguir, aunque a veces solo tengamos que mirar a nuestro alrededor. Mis raíces de comercial nacen con mi apellido, de ahí procede mi legado.
Como hemos hablado en post anteriores, la transformación, para los que vivimos al pie del cañón es constante, pero hay valores intrínsecos y detalles que una vez aprendidos perduran en el tiempo. Yo tuve la suerte de tener a mi padre y más allá del lazo inevitable conseguí absorber esos conocimientos mediante la observación.
Hablamos de los años 70, 80, 90 que ahora parecen quedar muy lejanos pero que no estaban excluidos tampoco de los cambios. Las habilidades sociales suponían un valor fundamental que se estrechaba con el paso de los años y los tiempos actuales no excluyen estas relaciones, seguimos siendo seres sociales en red.
El conocimiento del cliente es otro de esos valores esenciales donde la premisa máxima se puede adaptar completamente a nuestra década, como decía mi padre:
“Averigua que necesitan y ofréceselo antes de que te lo pidan”.
Como bien sabemos no estamos para generar incertidumbres, debemos resolver problemas y con conocimiento todos los problemas parecen menores.
Para ello veamos la suma del legado y su integración con lo nuevo, un reto adaptativo que debe asumir el comercial para los actuales desafíos:
El dominio de las habilidades sociales y un profundo conocimiento del cliente se convierte en un pilar esencial para nuestro tiempo.
A través de la observación, para esto es clave conocer y manejar los recursos online y sus herramientas a nuestro alcance, junto con las habilidades personales , es una forma de obtener una fuente de información esencial para tener éxito en nuestro proyecto comercial.
Una vez conseguido debemos asentar las bases claras de cuál sobre nuestro legado comercial y cómo adaptarlo a los nuevos desafíos actuales , para lo cuál debemos:
Hablamos….
Pedro de Gea