Cada día tenemos un momento clave al iniciar nuestra jornada; ordenar todo aquello que circula por nuestra cabeza sobre lo que tenemos que hacer, para esto tenemos dos opciones claves:
La opción que elijamos va a determinar el transcurso del día y el resultado final.
Nuestro sistema de gestión personal incluye; mente, emociones y energía vital disponible para afrontar con éxito el día. Esta energía se va consumiendo en su relación con el contexto plagado de estímulos, diría interferencias, que no son estables, ni predecibles y desproporcionadas al tiempo disponible.
Este escenario diario nos anticipa una dosis de estrés asegurado.
Dado que evolutivamente no hemos alcanzado un equilibrio entre nuestras capacidades biológicas y cognitivas y las demandas del día a día, se hace imprescindible disponer de un sistema de gestión personal para minimizar este estrés.
En la mayoría de las ocasiones, este estrés auto-generado se debe a la falta de planificación, perspectiva y control. Nuestro cerebro necesita saber de forma anticipada lo que tiene que hacer, -conocer el principio y final-, incluyendo aquello que no va a hacer.
Algunas pautas básicas para utilizar y que pueden ayudarnos a reducir el estrés diario:
Como decía en el post anterior sobre hábitos , el éxito de estas pautas estará vinculado con un cambio conductas que de forma repetida y constante en el tiempo se conviertan en un modelo a seguir y mejorar para tu sistema vital de gestión.
¿Te atreves a probarlo?
¿Me compartes como te va?
Pedro de Gea
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